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Fagor Edesa certifica su defunción

Los 230 trabajadores de la factoría de Basauri aceptan por amplia mayoría el ERE de extinción para poder cobrar el subsidio de paro.

Mantendrán el encierro iniciado hace casi tres meses en el exterior de la fábrica.

La plantilla de Edesa cumple 100 días de encierro en defensa de sus empleos

La plantilla de Edesa, en una de las protestas en defensa de sus empleos.

La fábrica de Fagor Edesa en Basauri, una de las cinco plantas de la quebrada Fagor Electrodomésticos, ha certificado este mediodía su cierre. Sus 230 trabajadores han aceptado por amplia mayoría (176 votos a favor) el expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción propuesto, después de que hace dos semanas se frustrase su segunda tentativa para mantener la fábrica.

La decisión estaba cantada, porque la aceptación del ERE de extinción permite a los empleados acceder al cobro de la prestación del desempleo y disponer así de ingresos mientras se espera a la recolocación en otras cooperativas del Grupo Mondragón. Los empleados mantienen, en cualquier caso, el encierro en el exterior de la factoría de Basauri, que se inició hace casi tres meses, tras conocerse que Fagor Electrodomésticos iba a entrar en situación de quiebra. Como el resto de cooperativas de Fagor Electrodomésticos, Fagor Edesa está ahora gestionada por los administradores concursales designados por el juez de lo mercantil de San Sebastián, Pedro José Malagón, encargado de tramitar el concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos).

El Grupo Mondragón, como ya hizo en noviembre tras el anuncio de la Diputación de Bizkaia de que Fagor Edesa iba a ser la única factoría que se iba a salvar, acordó este mes rechazar  los planes de viabilidad de las dos factorías de Basauri (Edesa)  y Bergara (Geyser), que habían sido elaborados por los propios trabajadores. Dichos planes pasaban por la aportación de cerca de 20 millones de euros de instituciones y el Grupo Mondragón. En concreto, se pedían al Gobierno (5 millones) y las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa (tres y dos millones respectivamente a través de avales), que ya habían dado su visto bueno. El plan proyectaba entrar en beneficios en 2015 tras un déficit este año de poco más de 500.000 euros. La plantilla actual de 350 trabajadores quedaría reducida a cerca de 250. El negocio se centraría en la fabricación de termos, calentadores e interacumuladores, la producción que se hacía en las dos plantas.

Aunque el Grupo Mondragon, basándose en el estudio de una consultora externa, ha sostenido que estos planes tenían “dudas sobre la viabilidad sostenida en el tiempo a medio y largo plazo», los trabajadores han replicado que su proyecto presentaba «garantías suficientes de rentabilidad en los primeros años”.

 

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